Cinco poemas de Larissa Calderón
¿Cómo le digo a Saúl?
De vez en cuando me dedica una mirada
que cruza discreta el salón
cuando volteo para atrás
la tomo mía.
En clase de música
juguetea con mi cola de caballo
cosquillitas en la nuca
me hacen sonreír.
Y pensar en que no quiero la vacación.
Me gusta la forma de ser de Saúl
amable con todos los compañeros
me presta colores gastados
me parecen más vivos su rojo y naranja
y más suaves el rosa y azul.
Platica cosas alegres
A su mamá le dicen “la güera”
yo quisiera ser tan guapa
y con el pelo dorado como ella.
Saúl se ha vuelto veloz manejando bicicleta
le gusta el viento
que lo aleja del calor
y las cosas que no entiende.
Estamos en el mismo equipo
¿Cómo le digo que me gusta?
Casi nos vamos a la secundaría
"¿y si no lo vuelvo a ver?"
alcanzo a decir antes de marcharme
- Me caes muy bien.- sonríe
Saúl no vino a la escuela
la maestra dijo que tuvo un accidente.
A mí me duele escucharlos.
El coma es un momento
donde el tiempo es imposible.
En el patio los niños comentan:
"La Güera lo incendió
junto a su hermanita."
La vida del hombre
Marta lo ve marcharse
los pasos del hombre sin nada
la libertad al dejar todo
dos pisos de casa
ventanas que no volverán a abrirse
la camioneta familiar y las cuentas
que seguirán llegando
Se queda ese pedazo del sueldo
para pagarse la vida
sobre los ojos intranquilos de los niños
El cuidado del jardín dependerá del temporal
y aquel perro
confinado a la angustia.
Marta odia la cordura de aquel hombre
y la fragilidad
la hizo quedarse con las manos vacías
Ahora se instala como Hera
dueña absoluta de un reino
para su tristeza
La tranquilidad tiene precio
para vivir hay que morir
recuerda.
Marta no puede
con la felicidad del hombre que la aprisiona
le pide más dinero y él deposita
le niega a los niños y él
los besa entre las rejas del colegio
Marta le grita sobre su amante
y él compra plantas para un nuevo jardín.
Marta necesita los medicamentos
para las noches de soledad
para las tardes de furia
para las mañanas dispuesta
a matar.
Marta ama las lágrimas del hombre
cálidas gotas cayendo
en ataúdes blancos
pequeños cofres de silencio
¿Cómo culpar a la mujer que todos han vuelto loca?
por los celos la infidelidad el abandono
por la feliz vida del hombre.
Que nadie hable de ti
Eras una morrita cualquiera
de piel blanca y pintas en el cabello
del negro vuelto azul con el sol iluminando
la salida de la secundaria
que nunca terminaste.
Hablabas a gritos
y todos volteaban a ver
el tono ronco las carcajadas.
que te mostraba interesante
Que si la migraña Que si la epilepsia
todo por hacer tu gana
canija y altanera
Me matabas de la risa
cuidando que no se acercaran
los babosos de tu edad.
Cuando supiste el embarazo
miraste preocupada
¿Qué vamos a hacer?
Casarnos
Pero soy una niña
Serás mi niña
Y yo era tu pendejo
el que del otro lado
regresó con todo y troca
a la que subías con tu falda
unas cuadras adelante.
Cómo te gustaba el jale
Yo empecé a trabajar en las minas.
caías preñada a cada rato
adoraba tu panza
tus piernas
tus chichis desbordadas.
y tus dramas
de jaquecas y por siempre los ataques
de la maldita epilepsia
Te pedí que dejaras el desmadre
por los niños
por el grande que lo entendía todo
y porque ya el dinero no nos alcanzaba
entre las recetas tuyas y aquello necesario
para escapar de la vida
como la niña que no dejabas de ser.
Seré el único recordándote
Nadie va a hablar de ti
te borrarás de la memoria
solo yo podré saberte
serás las notas rojas que se repiten
por los mil lados
Porque soy el hombre
y puedo tener lo hijos que quiera
y ahora viviré recordando
a esos cuatro que borraste a tiros
y si no te hubieras dado uno
créeme
yo lo hubiera hecho.
Chocolates y gelatina
Si viviera en el Centro y no en las Colinas
rodeada de plazas rosas de cantera
jardines que descansan bajo la sombra
de edificios coloniales
y sueños mejores.
La clase media es tan opresiva
y hace sufrir a mis hijas
Las llevo a la panadería
comen chocolates y gelatina
Me miran
ríen
veo un agujero en sus ojos.
El insomnio se llama Medea
aprendo a encantar serpientes
mi calma idílica es dormir abrazadas
hot cakes al despertar.
Solo caramelos ofrece el mundo
a la inocencia
Entregarlas como esclavas
con sus dulces intenciones
Saciar su hambre predadora.
Son tan lindas
melenas sueltas
cabecitas de cristal
para mirar al interior
ese instante que se alarga
sin dolor.
Juego con las niñas y el martillo
luego la soga
7, 5 y 3.
Donde escapa la ternura
El puerto asoma por las ventanas del departamento
Ella toma al primero por los pies
lo azota contra el piso
pedacitos de cráneo se incrustan
en la materia blanda
y en aquel probable horizonte
El segundo tiene la misma suerte
la sangre de los hermanos
unida en la duela
entre sus ranuras
Y ya en silencio
piensa mejor puede oírse
sin el lloriquear de los niños
sus tres y dos años
han sido suficientes
y no hay que dejar los rastros.
El puerto en esa calma.
Después de un mes el olvido insoportable
se fracturó
y otra semana La espera
para que alguien reclame en la morgue
los cuerpecitos en partes.
El viento no recuerda sus nombres
ni las noches de horror y tormentas eléctricas
Sin importarle a nadie
sus huellas en este mundo
quedaron sembradas en dos macetas
donde los enterró mamá
aquella mañana de astillas.
Lo difícil de ser bebés
sin poder conquistar
el corazón imposible de una mujer
que se busca en otra parte
Ahí
donde escapa la ternura.