Lector, oyente, orador
Cristina Arribas González
(Me pregunto si en la actualidad existen más oyentes que lectores
a partir del fenómeno de la Jam y Slam Poetry de poesía)
¿Por qué hemos dejado de leer poesía para escuchar poesía?
Es curioso que nuestro fin solo sea escuchar y que afirmemos que un gran porcentaje de los poemas que oímos en público no alcancen nuestras pretensiones. Me pregunto con eso qué esperamos de la poesía. Si nuestra necesidad de salvarla no es más que una manera de oprimirla. ¿Qué debemos mantener? ¿Por qué hemos instrumentalizado la poesía? Dotarla de funcionalidad, solamente de escucha, dificulta enormemente nuestro trato con la palabra y su intención comunicativa... esta visión, este estado de inmaterialidad está muy relacionada con la memoria. Desmemoriados queremos ser. Desde mi punto de vista la poesía no es inmediata juega un papel importante en la raíz, en la esencia misma de significado. Cambios en las estructuras mentales. Interpretaciones. Lo que requiere un estado de estar con el texto en comunicación y comunión se obvia por la interpretación, es más importante la interpretación que las propias palabras. El oyente ya espera un cómo, el cómo que el lector no encuentra en el prólogo.
Puede que lo más próximo al poeta sea el actor, y que vayamos a disfrutar de un espectáculo, digo puede, siempre y cuando, se tome posesión de lo que estamos haciendo. Si queremos que nos oigan y no nos lean. Si deseamos que el personaje sobresalga por encima de la palabra y todo sea una misión de nuestro ego, puede. Si hay una intención más allá de nosotros mismo puede que sobreviva la palabra, y quizá consigamos entendernos en ella. Las pretensiones siempre dañan la intención, y puede que nosotros ya seamos esa intención.
Hay que buscar un acto revelador de comunicación en vez de obrar como receptores pasivos. La poesía es también un acto de contención, una simulación de lo que podemos dar, de lo que podemos ofrecer. Me pregunto qué podemos esperar del solo hecho de ser escuchados. ¿Hay tanta necesidad de ser escuchados? ¿El fin de la comunicación es ser escuchados? Me imagino un lugar donde no se vaya a leer, se acuda con una intención de revelar lo que la palabra no acaba de determinar, no un estado de compartir emociones, sino un estado de pensar, crear y dar al mismo tiempo, sin pretensiones domésticas, el hecho en sí de ejercer nuestra pura voluntad como seres humanos.