LA CASA BARCO
Víctor Hugo Díaz
a Dominga en Domingo
Fue construida con madera salada
y le apodaron Paraíso
Es capaz de viajar sobre arena y cemento
El sol nublado, las sonrisas de verdad
y la brisa, son el combustible de esta nave
Su proa nunca ha enfrentado mareas
pero sí tormentas, bruma y requeríos.
Sus capitanes toman curso cada día de cada año
Atracando en puertos, batallas y épocas
sin moverse de ahí sin dejar nunca el puente
mientras que la tripulación, quienes habitan la cubierta,
son cactus, ladridos, flores y árboles frutales
que plantaron juntos.
La carta de navegación, la de anoche
y todo lo que sucedió, ya no está
se la llevaron temprano
ahora es parte de un cargamento de basura valiosa
con alguna dirección
dentro de un camión recolector fabricado en Asia.
Ellos prefirieron quedarse y tomar el rumbo
sobre suelos y mares tóxicos
pero los más contaminados de belleza
esos que permiten ver poco y muy claro
casi con transparencia
y así entender lo que es un litro de pan
reconocer con el tacto un rostro en la oscuridad
leer y transcribir los sonidos
que gritan las piedras del patio
cuando las pisan en primavera
Ellos navegan cada día de cada año.