SELLADO AL VACIO
Víctor Hugo Díaz
I
Decir No es como identificarse
es apostar al paradero de los objetos
que siempre se pierden:
nos abandonan, se niegan a dejar la casa
Como escribir sobre la piel
con el brillo cortante de una moneda nueva
que cambia de bando
que se gastará de mano en mano, cerrada
perdiendo el valor, entre pulgar e índice
sin escuchar las contraindicaciones
ni sentir miedo a los minutos de tiempo agregado.
Nunca ha manejado automóviles
Pero conduce una extraña manera de vestir
donde el Cambio Marcha Atrás
dejó de funcionar
y la película la otra la de la pantalla
se nos va pasando más lenta que la mirada.
El primero que muerde la mano, cierra el trato
Sus ojos solo saben leer nuevos ruidos
Talón y muleta dialogan en voz baja
golpean césped, pavimento, aluminio y huesos
hasta entenderse en la misma jerga:
Un paso cada uno, un sonido a la vez
en tono bajo metálico
el instrumento musical en dedos inexpertos.
II
El otoño cumplió su mayoría de edad
y hay un último fruto que se resiste a la caída
El que se echó adentro todas las sobredosis de sol
en esos días de alto consumo
Cuando los nombres amanecen tarde
y escapan de la inundación…
…recordando escalones y nidos usados
por donde alcanzar la copa del árbol más viejo.
Es como limpiarse los pies, por todo lo cometido
antes de entrar
y cerrar por dentro
dando de baja las sobras
que se quedan de este lado
Los mismos desperdicios que ahora desconfían de la Luz
de esa que nadie sabe si sigue encendida
cuando cierran la puerta de Congelador
Sellado al vacío.