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Semillas / María Calle Bajo /
Semillas
María Calle Bajo
Edición: Buenos Aires Poetry.
Año: 2020.
Colección ©Pippa Passes.
I N G R A V I D E Z
La mente me persigue por aquel atajo
en el que sólo nosotros intervenimos,
el espacio recluso que congestiona
de puertas para adentro el tumulto ajeno.
Donde se detectan las derrotas,
las iras y los miedos de siniestros
pliegues de cartón piedra,
pero no voy a sellar las grietas urbanas
que abren la ruta de las riquezas sagradas.
Han recorrido las agallas
tantas batallas sin héroes, sin rastro,
sin contorno raso en el sumidero,
que no basta con el resultado añejo y manido,
pero tal vez sirva el ceño fruncido asilvestrado.
Desobedecen también las creencias,
bastas singularidades de un confín de anhelos,
sobrevuelan sobre un friso de pensamientos delatores.
De aquí ya no pasan,
todo queda tapiado hasta el picaporte…
Emana la dicha por derroteros,
se empaña el metal,
la mirilla de jade se dilata
y mientras se contrae el pulso.
Doble propósito comedido; el reglamentario,
a no ser que escape de puntillas
y, el desprovisto de pautas, a trompicones.
Dificultad para un organismo definido:
¡ P E R E C E D E R O !
S O L U B L E
Qué encubre este miedo atroz;
Un traje medido en miserias,
sustento en el paladar. Sed.
Enseres incompatibles con el relato...
Qué muestra esta carne herida;
Una maleta muda de regresos,
andrajos en las huellas. Hambre.
Inaccesibles reliquias actualizadas…
Qué esperan estos pasos perdidos;
Unos ideológicos sumideros,
idealismos desmedidos. Guerra.
Incandescentes cenizas petrificadas…
Qué requieren de nosotros;
Unos ojos descarnados.
Motín económico. Fósil.
Cicatrices de caucho encorchadas…
D E S T I E R R O
Siento que me estoy pariendo a trozos.
Ya no me conformo con nacer a medias.
Ristras
tripas
líquidos sobre el amor de tenerme.
Estoy pariéndome a solas
y lo primero que veo
es la carne numinosa entre la hiel
porque ya parí los ojos,
que le dan vida a los sentidos.
Ya los he parido…
También nacen de ellos las manos,
jabón que quiere anclar mi boca,
restriega mi lengua, frota la nariz,
y enciende la risa anafórica.
Ya brotó mi cuello de cisne oculto.
Me construyo,
me individualizo en este esquema,
numen,
renombro mis dedos,
Vuelvo a mí
atravieso el antes.
Latidos,
pasos,
córnea de andanzas,
axioma en cultivo.
Me desafío.
S u p e r f i c i e s…
Ligera pluma, voy a añadirte a esta esfinge
que tupe su dermis de fuego.
(Sátira virginal donde batallan atuendos consumidos)
Frente al busto que atesoras, manantial de dunas:
Acúsame por seducirnos, parva boca,
brota, es cuestión decisiva,
sincrónica sugestión que ronda a la suerte
entre ligaduras,
en otro vespertino embate, y así
están contando los segundos las papilas gustativas
que te secuencian,
una a una, de par en par, se solapan…
Dispersos aquellos
azares, ahora se cubren por la retina,
se aprisionan hasta derrocarse en una matriz,
legendaria…
Y el parlamento sentencia el filo ardiente que da nombre
a tu furibunda silueta, montura de coces.
Te deslizo.
Entrepierna que ha desvelado
tu sentido común de arena.
Como la del reloj que se cuela por esa holgura caprichosa.
Sumidero de besos,
sacro hueco.
Donde se clama penitencia
o se renuncia al miedo.
Ancla de dones:
Pelvis suntuosa, armónico viaducto.
Contorno etéreo.
(BÁLSAMO RESUELTO)
C A R A B E L A S
Se han abierto a ti mis miedos.
Viento del NORTE:
¡Ven y trae a mi calma toda tu entrega!
Mandorla del riesgo, azota a la estirpe que hay en tu centro.
Viento del SUR:
¡Ven y aflora en mi dicha el sacro consuelo!
Ciclón
Huracán
Vendaval
Tifón
Azota la ira que emana espumosa.
Azota el abrupto candor.
¡Azótalos!
Viento del ESTE:
¡Ven y apila el temblor!
Arranca las pausas
Arranca los tiempos
Arranca de cuajo el silencio.
Sí, céfiro almanaque,
¡barrena certero!
Qué tiemblen, qué bramen.
Viento OESTE: Te espero.
¡Apocalipsis!
Planosecuencia de una mujer maravilla / Fabiola Amaro /
Planosecuencia de una mujer maravilla
Conspiración
Soy quien te permitía seguir, quien te motivaba de tal manera que cambiabas de forma, te seducía con poderes únicos, extraordinarios. Fui quien te llevó al abismo y luego te sujetó. Te convertí en héroe de mi vida, desaté tus manos y escapaste del enemigo. Te arrastré a la paz de mis ojos, te di de beber materia de mi cuerpo. ¿Aún lo recuerdas?
Mujer de maravillas
Soy esa clase de mujer
que se queda parada en la cornisa
esperando al viento y la verdad de una noche
Las calles no siempre cuentan historias gratas hay un vértigo seduciendo
se cruza con mis piernas de acero
me hace inmortal
Este corsé no es utilería para encontrar mi sex appeal
no se define en las líneas precisas de una cintura
Es mi armadura
un caparazón de heroína no se rompe
con cualquier viento
Doble de acción
Sacó del bolso
un secreto
lo puso en mi sien
Déjame ir murmuró
En otra dimensión
Adoptó una identidad distinta indescifrable
Apretó el gatillo de palabras
y libre fue
Mujer de mundo
No te culpo
también mi vida secreta
se deriva en el reconocimiento de dos mundos
Queda reducida
a la piel que seduce tu disfraz
Guerra ordinaria
Recibió propuestas para quedarse en casacuidar niños
dormir de noche
EL DIA EN EL QUE SE PERDIÓ EL DO Y LA CANCIÓN FAVORITA / Roberto López Moreno /
EL DIA EN EL QUE SE PERDIÓ EL DO Y LA CANCIÓN FAVORITA
Roberto López Moreno
EL DÍA EN EL QUE SE PERDIÓ EL DO
A María Granillo
Ese día, ninguna sinfonía pudo ser ejecutada en ninguna parte del mundo, porque el Do había desaparecido de los pentagramas. Musicólogos, etnomusicólogos , investigadores en tablaturas cargadas de ayeres, maestros de conservatorios, directores de orquesta, ejecutantes, melómanos y hasta no melómanos, morbosos se lanzaron a la búsqueda del Do tan extrañamente desparecido No estaba el Do ni en las ondas del agua, ni en los fuelles del viento, ni en la garganta del pájaro. No encontraban al Do en ninguna parte y esto desvinculaba el resto de las actividades humanas, desordenaba el mundo. No encontraban el Do. Y así las horas hasta que alguien dijo haberlo visto en el panteón del Monasterio Novodevichiy. Hasta ahí llegó el contingente de afligidos. Si, ahí estaba el Do, compungido, triste, postrado ante la tumba de Shostakovich. Le hablaron al oído tiernamente, le enjugaron alguna lágrima y regresaron con él a la tibieza de los pentagramas. Entonces volvió a funcionar la maquinaria de la música y del mundo, perfecta, exacta, como si nada hubiera pasado.
LA CANCIÓN FAVORITA
La noche entera se la pasó planeando el crimen. Su canción favorita repetida una y otra vez, y otra vez, y otra, y otra más, estuvo siempre ahí, a lo largo de la larga noche, para inyectarle el valor que requería durante el desarrollo de su plan. Llegado el momento maldito se dirigió hacia donde le llamaba irremediablemente la cruz de sangre. Cometió el crimen con saña, luego, el hurto consecuente. Y luego, se fue directo a su condena eterna, cuando se enteró por los periódicos del día siguiente, de que su víctima había sido precisamente el autor de su canción favorita. Cada vez que escuchaba aquello de Volver, Volver, Volver... volvía el cuchillo asesino hacia su propio vientre, hacia el centro de su corazón podrido, sentía con terror aquel filo, frío, fino, fijo rompiendo lentamente las venas, los tejidos, las células del alma gangrenada. Y así por siempre, hasta llegar sin llegar nunca a ese inasible al que llaman el infinito.
Hoy amaneció incoloro / EL SEIS /
Hoy amaneció incoloro
EL SEIS
Hoy amaneció incoloro
M
u
e
r
t
o
como si todo se lo tragasen algunos ángeles ebrios
el olor pestilente/penetrante/ de la sol-edad
es absorbido
por esos entes quiméricos de vestimentas inauditas
y de modales afeminados
que en estados de fabulosas conveniencias etílicas
le dan miles de vueltas/con sus alas de pajarracos de-mentes
a la tierra macilenta/enferma de senectud cósmica
Tristeza /llenas de gusanos azabaches la noche
Allá
a
b
a
j
o
los humanos se carcajean/falos sonrientes
mientras miran volar un cortejo de hermosas mujeres
que hacen piruetas sobre la neblina gélida/oscura/bruna
mostrando desenfadas las curvas de sus encendidos cuerpos
que en semejante travesía arrojan infantes llorones/fetos garzos
es apocalipsis venenoso/pues… llueven orgasmos enloquecidos
sobre la tierra embravecida
para fecundarla de pura sexualidad/de gemidos eternos
y hasta de frenéticos suspiros/delirantes/ ¡extravío puro!
Tristeza/llenas de mariposas negras las almas
Ni siquiera los relámpagos furiosos/ que salen de la boca universal
con sus flechas flamígeras/llenas de venenos pavorosos
pueden “apagar” los gemidos perpetuos/del avispero mujeril
que preparan sus aguijones suculentos/para seducir con sus arcos de pechos
/sus lanzas de caderas tersas
y sus sudores pandémicos de lúbricos ardores
que envuelven/cercan/a los hambrientos de libídine
y hasta de amores/de amores…
Tristeza/lloviznas las caras pálidas de las mujeres excitadas
En brama/en celo sempiterno/se desmoronan desde la cúspide erótica
/las diosas desnudas/convertidas en mujeres aladas de orgiásticos cantos
/buscando oídos célibes/mancebos/ para extasiarlos/transportarlos
/Hasta los confines eternos del Cuadrilátero Voluptuoso
Tristeza/perra con dientes de marfil… y ojos de gata A
Z
U
L
Brevísimo ensayo sobre la belleza / Homenic Fuentes /
Brevísimo ensayo sobre la belleza
Homenic Fuentes
La belleza no está en las cosas
que acarician los sentidos
Lo sé por la vagina que arde
Los labios se desprenden danzarines
alejados de un simple beso
La belleza son los dientes amarillos
que muerden la manzana
y sangran las encías
Es el olor de axila
la mirada que atraviesa
Los fieros dedos
que hurtan a hurtadillas
"eso es la belleza"
el nudo de alientos amargos
la suciedad del contacto
las ingles que transpiran
La belleza no es el campo que dibujas
es el chancro
la hepatitis de unos labios
las nalgas derramadas
La belleza es lo que somos
jugos gástricos
fluidos viscosos
también el asco
INVIERNO Y PRIMAVERA / Rocío García Rey /
Rocío García Rey
Mi madre depositó en mí palabras de la primavera,
pero algunas veces, cuando la angustia la abarcaba
también depositaba en mi cuerpo palabras dictadas
por el señor invierno.
Ninguna relación ajena a los ocasos
no estoy libre de culpa porque sigo atada
a las palabras del señor invierno.
Lucho por recuperar mi cuerpo
cuerpo no anestesiado por la ausencia de la madre.
Ahora cuerpo distinto asomándose a las azoteas de la Aurora.
Vuelve a presentarte Aurora
vuelve con tu petición para no pintarme
los labios de carmesí intenso.
II
Mi madre depositó palabras con ira y con ternura
conjugación del oxímoron maternal
para su triste historia.
Perdón, señor Huidobro por no hallar
el adjetivo convincente
porque señor, Huidobro mi madre
marcada fue por los señoríos del destierro
de una tierra llamada felicidad.
Ocre mundo/ ocre grito / y las angustias a los seis años
por los gritos de un padre alcoholizado.
Estoy viajando exactamente a la doble memoria.
Tengo muchos cuadernos para reinventar los hechos.
Podría reinventar en las libretas,
incluso el día de tu muerte,
pero al final sé que el poema se angustiará
como lo hacías tú, madre.
III
Quise castigarme por estar sana
y las palabras ocres
y la historia invernal
las ingerí en forma de comida:
mi cuerpo y mi rostro mutó.
Y ¿sabes madre? Ha sido difícil
hallar de nuevo los torrentes de sonrisa.
Me columpio en el duelo inverso
y tal vez ahora, tonta abeja,
lloro por no haber platicado contigo
en tu última noche.
El abrazo en silencio se posó
y declaré una lánguida fortaleza
como declarar estar lista para el examen
sin haber estudiado geometría.
IV
Lista para el examen no estuve nunca
tonta abeja, he dejado de producir la miel
para endulzar la vida,
pero produzco sueños de disparatadas historias
Donde tú vuelves a parir trozos de vida.
V
Aquí estoy respirando las múltiples ausencias
aquí estoy, regordeta en luna azul o luna rota.
He guardado tu agridulce voz en mi memoria
tus palabras son mi dosis para enunciar
los escuálidos tonos de la vida.
Una sala, un tajo / César Rito Salinas /
Una sala, un tajo
César Rito Salinas
La mayor parte de los niños, hasta
los doce o catorce años,
son capaces de cierto goce poético
T. S. Eliot, Función de la poesía
y función de la crítica
Para Angélica y Josué
Una sala, un tajo, el maldito cuero que colgaba del dedo gordo de mi pie izquierdo que dolía hasta las pestañas, las cejas, la frente, la raíz de los cabellos en mi cabeza, que punzaba y ardía, que quemaba mientras mis pies buscaban alejarse de la gente que me perseguía por las calles de la colonia del centro, que venían para golpearme para convertirme en un montón de quejidos, carne molida y terminara por desaparecer en el aire como los cohetes que anuncian la fiesta, entre rojas chispas y luces azules, fuego y humo para estallar en el cielo claro, sin nubes, y desaparecer, hacerme nada en el aire; así fue aquella tarde que, en la esquina de una calle del centro, me asaltaron los pandilleros que reclamaron a Leticia, mi compañera de quinto grado en la primaria cuando al salir de clases la abracé con intención de besar su boca.
El idioma es arbitrario, una cosa es lo que instruyen las reglas, la Academia, y otra muy distinta son las palabras que vuelan como zancudos sobre el lomo de las palabras, sin orden ni concierto, enloquecidas que salen y buscan aliviar o retener, volver a nombrar el tiempo ya pasado, ido.
Por la mañana del lunes, durante el homenaje a la bandera, en el patio de la escuela las niñas formaban una fila delante de los varones; yo estaba justo tras ella, pude ver sus cabellos encrespados en el nacimiento de su nuca blanca, los redondeados hombros, la espalda, su silueta que se perdía en el uniforme de gala, de homenaje a la bandera: camiseta blanca ajustada, falda plisada que hacía destacar sus caderas, que caía sobre las piernas hasta perderse entre las calcetas blancas que subían por su pantorrilla como si lamieran su blanca piel, poro a poro, centímetro por centímetro como si ella fuera una dulce paleta de leche y coco.
___ ¿Te acompaño a la salida?
___ Si, Julio César.
Las horas pasan lentas, muy lentas, se arrastran inválidas, artríticas, reumáticas, sonámbulas en el lunes cuando una niña te dice si, si quiero que me acompañes a la hora de la salida hasta mi casa, mi cuadra, mi barrio, si quiero que cargues mis libros
mientras platicamos frente a todos, a los ojos de quien nos quiera ver y frente a quien quiera enterarse.
En el recreo jugué futbol, metí dos goles, Leticia festejó cada tanto con una sonrisa, la mano en alto, en señal de compartida alegría.
Las calles del pueblo son largas y vacías, o llenas de fiesta y jolgorio, celebración; aquella tarde de lunes las calles del centro parecían un abandonado cementerio donde sólo se escuchaba silbar el viento entre los muros.
De lo que dije no me acuerdo, de aquello que platicamos nada recuerdo, sólo sé que llegué a sentir el peso de mi cuerpo en la punta de mis pies, al momento en que me subía al borde de la banqueta y me impulsé para besarla.
Lo siguiente que recuerdo de aquella tarde fue el correr y correr, resbalar, perder un zapato, el calcetín, tropezar en mi huida desesperada con una piedra, escuchar el golpe, el impacto de mi carne contra la piedra y la sangre, la roja sangre que regaba el camino mientras Leticia, mi compañera de grupo, mi novia miraba con ojos indiferentes.
Llegué a sentir la más grande las vergüenzas, la ira porque yo corría ante los ojos de ella, porque ella miraba a los que querían golpearme, los de su colonia, y se quedaba parada junto a la banqueta, con los labios entre abiertos, el cuerpo inclinado hacia adelante como cuando se acercó a mi rostro para besarnos, sus senos contra la ajustada blusa, su cintura, las piernas en las blancas calcetas, su mirada que veía cómo me alejaba de la banqueta.
A la clínica llegó mi madre, me regañó porque traía rota la camisa del uniforme.
___ Maldito chaparro.
¿Quién me dice qué es la prosa, el verso?, ¿cuál es el orden regular de las palabras? ¿O el del habla? Para mí que es completamente normal que escriba en momentos de ira, ¿cómo habría de hacerlo de otra forma?, si sólo en la ira podemos congelar el instante pasado.
La enfermera me dijo en la clínica “súbete los pantalones”, frente a mi progenitora –yo era un manojo de ira, vergüenza-, cuando terminó de ponerme la inyección repleta de antibióticos.
No llegaste / Yessika María Rengifo Castillo /
No llegaste
Yessika María Rengifo Castillo
Las rosas se marchitaron
tus dulces manos
se perdieron en la ausencia.
Los chocolates se derritieron
en mis fríos bolsillos
del abandono que no lleno
el recuerdo de tu sonrisa.
No llegaste
los hijos
las cartas
y los versos de tus labios
son reminiscencias de mi vida.
Invierno
La decepción toca mi puerta.
Las fotografías queman mi alma.
Las violetas, marchitas y ausentes, himnos de mi vida.
Invierno,
eco de mi existencia
desde que te fuiste
estrella mía.
Llamándote
Recuerdo tu cara angelical
los últimos días de verano.
Eras la luna
que calmaba mi atormentado corazón.
Tus ojos celestes
borraban historias que congelaron mis manos.
Llamándote
viven mis labios que se niegan a perderte.
Existen días
Existen días que se roban
el juego de los niños en las calles
de la desolación.
Existen días
que la vida pierde sentido
con la ausencia de los sueños
que alegran el alma.
Existen días
que los rayos del sol
son caminos de paz
en medio del caos
del corazón.
Existen días
que somos compañeros
de viajes inciertos
recobrando sentido en
los ojos de la ilusión.
Y solamente
existen días…
El país que soñamos
Sin ríos de sangre
sin cantos de seres que se aniquilan
en días de odio.
Sin hambre
sin chiquillos buscando en las calles
amor que se esfuma en casa.
Sin escuelas vacías
sin cuadernos ajados en el tiempo
sin maestros perdidos
en el miedo y la angustia de contar.
El país que soñamos
manos de hombres y mujeres
que sueñan caminos
de primavera.
Encantos
Todo en ella era un encanto,
todo en ella era un sueño,
sus manos de seda, sus ojos verdes y su mirada triste.
Encantos
Era ella en días
que mi vida perdía sentido
entre melancolías y nostalgias del ayer
que se roban latidos
de mi corazón.
Y la escuela
Era los sueños de los niños
en el horizonte del mañana.
Los ecos de la historia
que se escribiría con amor.
Y la escuela
era el juego de polifonías
del invierno
la primavera y el verano
y el lejano otoño.
Esas violetas en la mañana
Hay días
que veo en mis ventanas
el canto del ruiseñor
que trajo mi abuelo
para alegrar mi corazón
en días sin sol.
Quizás en las tardes
las mariposas que juegan
con mis tristes ventanas
del alma.
Esas violetas en las mañanas
son mi abuelo
recordando que jamás se fueron
sus encantadores ojos marrones
y sus historias de la vida.
Mónica Manrique de Lara / Traduction par Miguel Ángel Real /
Mónica Manrique de Lara
Traduction par Miguel Ángel Real
I
La luz es como un sable entre las olas
pero nado, ya desnuda, más deprisa
por una estela de noche indomable,
la luz es esqueleto en la marea,
forzada ruta, redondo sendero,
la luz es la mañana que me aleja
separando mis entrañas de su savia,
es un alud que despierta y que ciega,
mi pecho alerta es la sombra estrellada.
La lumière est comme un sabre parmi les vagues
mais je nage, nue enfin, plus vite
sur une stèle de nuit indomptable,
la lumière est un squelette dans la marée,
route forcée, sentier rond,
la lumière est le matin qui m'éloigne
séparant mes entrailles de sa sève,
c'est une avalanche qui réveille et qui aveugle,
ma poitrine alerte en est l'ombre étoilée.
¿Escuchas, tierra firme, ese silbido
como semillas que se lanzan al vacío?
¿oyes que el mar las va llamando
y que el tiempo las detiene contra él mismo?,
procesionaria, esta cuerda sin ojos,
la vida nos arrastra como a piedra
que se resiste a la embestida de las olas,
pero una suave espuma retrocede
hacia la boca luminosa del recuerdo,
la partida es como un sueño de arrecife,
luego las nubes se hacen cielo con el viento.
Écoutes-tu, terre ferme, ce sifflement
comme des graines qui se jettent dans le vide?
Entends-tu que la mer les appelle peu à peu
et que le temps les arrête contre soi ?
processionnaire, cette corde sans yeux,
la vie nous entraîne comme une pierre
qui résiste face à la charge des flots,
mais une douce écume recule
vers la bouche lumineuse du souvenir,
la partie est comme un rêve de récif,
ensuite les nuages deviennent ciel avec le vent.
¿Qué desvela el amor de sí mismo?
mantener que la fuerza del sol
se desprende del leño
que ha sido incendiado,
entregar nuestro único bien,
cada cuerpo y su grito,
y acabar siendo pez en el hielo,
ahora escucha, con fe, sin embargo:
quien aletea entre las manos de un destino
es solo un pájaro que busca su socorro
entregándole al cielo el calor y la luz de su canto,
¿por qué las alas, si no distingo el viento de las ramas?,
he decidido ser crisálida constante
en el corazón de las noches de otoño.
Que dévoile l'amour de lui-même?
maintenir que la force du soleil
se dégage de la bûche
qui a été brûlée,
livrer notre seul bien,
chaque corps et son cri,
et finir par être un poisson dans la glace,
maintenant écoute, aie confiance malgré tout:
celui qui bat des ailes dans les mains d'un destin
n'est qu'un oiseau qui cherche son salut
livrant au ciel la chaleur et la lumière de son chant,
pourquoi les ailes, si je confonds le vent et les branches?,
j'ai décidé d'être une chrysalide constante
au coeur des nuits d'automne.
Llega un momento en que la infancia
va hacia atrás
y el viejo islote se aleja aún más de tierra,
pero hay preguntas como aves viajeras
por aguas de seda,
¿quién ha traído esta flor de la isla?,
la rebeldía es que allá crezca la maleza,
raíces de corazón y libertad
o la conciencia de amor a la vida,
quedan semillas sobre el rudo continente,
no hay tortuosos caminos de viento.
Il arrive un moment où l'infance
recule
et le vieil îlot s'éloigne encore de la terre,
mais il y a des questions comme des oiseaux de passage
sur des eaux soyeuses,
qui a ramené cette fleur de l'île?,
la révolte, c'est d'y faire pousser la broussaille,
racines de coeur et de liberté
ou la conscience de l'amour à la vie,
il reste des graines sur le continent rude,
il n'y a pas de chemins tortueux de vent.
¿Quién eres tú al otro lado de la niebla,
los dos trepando por el alba hasta el espejo
en que la luz ha venido a mostrarnos?
es como ir desencontrando los cristales
que ha ido dejando la noche en el agua,
y sin embargo tú estás hecho de mi sueño,
tejo tu imagen con hilo de luz y reposa mi sombra.
Qui es-tu de l'autre côté du brouillard,
tous les deux grimpant sur l'aube jusqu'au miroir
où la lumière est venue nous montrer?
c'est comme séparer lentement les cristaux
que la nuit a peu à peu laissés sur l'eau,
et cependant tu es fait de mon rêve,
je tisse ton image avec un fil de lumière et mon ombre y repose.
Estos poemas, pertenecientes al libro inédito “EL cristal y la lluvia” fueron publicados en español por la revista chilena Altazor: https://www.revistaaltazor.cl/monica-manrique-de-lara-2/
GILLES FORTIER / Traducción de Miguel Ángel Real /
GILLES FORTIER
Traducción de Miguel Ángel Real
Tard sur le boulevard
On traîne son corps et son âme
Sa vie
Tout le reste aussi
C’est quoi le reste
Façon d’occuper l’espace
Emplir le silence
De son chant à soi
Envahissante solitude de ceux qui marchent sans but
Sans rien
Loin
Sans rien savoir
Sans même connaître
Tarde en la avenida
Uno arrastra su cuerpo y su alma
Su vida
Todo lo demás también
Qué es lo demás
Manera de ocupar el espacio
Llenar el silencio
Con tu propio canto
Invasora soledad de los que caminan sin meta
Sin nada
Lejos
Sin saber nada
Sin conocer siquiera
Oh ce corbeau qui sans cesse
Et où que j’aille
Veille
Et ces lambeaux de rideaux
Qui s’échappent des fenêtres
Et claquent au vent
Indigents
C’est l’idée que la vie fût et il n’en reste que ça
Avec au loin des oiseaux qui s’ennuagent d’amour
Je ne sais plus qui fait flotter l’un et qui fait sombrer
l’autre
Demain vient comme un hiver de trop
Comme un homme dans sa nuit
Comme un mur dressé là
Devant soi
Il n’y a rien à faire demain vient comme ça
Nous n’avons pas idée de ce que les mains font
Oh ese cuervo que sin cesar
Y dondequiera que yo vaya
Me vigila
Y los jirones de esas cortinas
Que se escapan de las ventanas
Y restallan al viento
Indigentes
Es la idea que la vida fue y sólo queda eso
Con pájaros a lo lejos que se ennubecen de amor
Ya no sé quién hace flotar a uno y quién hunde
al otro
Mañana llega como un invierno que sobra
Como un hombre en su noche
Como un muro erigido
Ante sí
No hay nada que hacer mañana viene así
No tenemos ni idea de lo que hacen las manos
C’est la déraison qui palpite
Sur le sang et l’écume
Être sourd
Aveugle
S’absenter enfin
S’absenter encore
Ne plus entendre
Les mots
Les bouches dire
Ce qui accable
Invariable
Ce qui humilie
Ce qui oppresse
Ces langues éclairs
Ces crachats
Ces reproches
Devenir sourd enfin à tous
Mourir un peu ne suffirait pas à trouver le repos
Ce serait un repli voluptueux
Une retraite après une défaite
Finalement une débâcle
Es la sinrazón lo que palpita
Sobre la sangre y la espuma
Ser sordo
Ciego
Ausentarse por fin
Ausentarse más
No oír ya
Las palabras
Las bocas decir
Lo que abruma
Invariable
Lo que humilla
Lo que oprime
Esas lenguas rayo
Esos salivazos
Esos reproches
Volverse por fin sordo a todos
Morir un poco no bastaría para hallar el descanso
Sería un repliegue voluptuoso
Una retirada tras una derrota
Finalmente una debacle
Un temps ébloui
Ce même temps aveuglé
La nuit
Au bout des villes
Au bout des rues
Quand cessait le goudron
Sur le chemin de terre sans lampadaire
C’est une impasse qui empêche toute fuite
De cette maison qui a eu
Un jour
Son pendu
Un tiempo deslumbrado
Ese mismo tiempo, cegado
De noche
Al final de las ciudades
Al final de las calles
Cuando cesaba el alquitrán
En el camino de tierra sin farolas
Un callejón sin salida que impide toda huida
De esa casa que tuvo
Un día
Su ahorcado
Poemas inéditos, del proyecto “Forêts incluses”