
RELATO DE ANIMALES Y OTROS POEMAS
Enrique G. Gallegos
Cerdo mío me alimento,
sin pensar
en el mañana,
prisionero de una temporalidad
ausente,
de un sentido donde no hay porvenir;
en las puntas de los ganchos
y el rojo carrusel de cuerpos desfondados,
prestos al cazo, al aceite
y las verdes verduras;
como cerdo mastico
y escucho historias,
relatos de animales mimados
y de humanos salvados de la orca:
un ratón blanco, un negro del Congo,
un perro sin ladra, un ganso sin plumas.
Degluto sin esperanza,
la hora de mi sepelio a vuelta de esquina;
cerdo soy me siento huelo;
ensartado en el límpido gancho,
los ojos vidriosos,
el aliento último
—destello
del acero afilado.
IRRESOLUCIÓN, O EL FETO
Intento garrapatear una imagen,
más que un vocablo
o sucesión de caracteres,
una precisión,
la emoción de no sé qué,
la idea de un tampoco;
un palpitar que me sonroja
sin estar enamorado,
una presión que sube
sin padecer asma o taquicardia;
estoy apenado por la impotencia,
la infertilidad
que sigue a toda concentración.
Imaginar que subirse
al árbol es heroico,
que espiar desde una ventana
y masticar chicle de Talpa
es suficiente para evitar la irresolución
y hacer posible el feto,
el cosmos o su remedo:
el poema—su golpe alegre.
TÁCTICAS
Has devuelto
el vodka,
las cervezas y cerezas
y ahora pretendes
—mariposa—
que te bese
y tengamos sexo all night long.
No te importa
que son las cuatro de la mañana,
que tengo más de cuarenta
y mis erecciones son
escuálidas tácticas
de soldadito de plástico.
Y devuelves devuelves
y exiges exiges
all night long.