Ciudad hambrienta
Alejandro de la Concha
Una ciudad poblada por fantasmas,
de sombras que sueñan ser hombres.
Una ciudad de ecos color cobre,
murmullos grises que sueñan ser palabras.
Una ciudad de relojes deformes,
en la que se muere al salir de casa,
en la oficina, en largas jornadas.
Una ciudad de epopeyas inconclusas,
de juguetes rotos, de madera hinchada,
de faldas manchadas de sangre, rasgadas,
de jóvenes de esperanzas ilusas.
Donde la poesía ha sido olvidada,
donde lo bueno, lo malo, líneas difusas,
donde el dinero, la educación no alcanzan
para ese lujo llamado esperanza.
Una ciudad que tiene nombre de bestia.
Cronos devorando a sus hijos.
Una ciudad siempre hambrienta.