José N. Méndez (Ciudad de México, 1986)
Egresado de los talleres de crónica “Historia oral y memoria colectiva” y de creación literaria “El lenguaje de la posibilidad”. Algunos de sus trabajos han sido publicados en medios digitales e impresos de México, EU, Argentina, Perú, España y Túnez y en diversas antologías de poesía y microrrelato.
En agosto de 2019 obtiene el 2º Lugar en el Premio Literario “Letras de Iberoamérica” en la categoría de microrrelato.
Actualmente se desempeña como miembro de los colectivos artísticos Abigarrados, QABAC CHE y parte del equipo editorial en la revista literaria mexicoamericana Littengineer.
MICRORRELATOS PARA LEER UNA NOCHE LLUVIOSA
José N. Méndez
ANIVERSARIO
- Esto es una soberana estupidez, bailar el día de tu aniversario de bodas es lo más normal del mundo – Protestó Doña Eloísa mientras el policía la esposaba.
- Pero no a mediodía sobre la tumba de su esposo, señora – Le aclaró el agente.
REMAKE
Era demasiado tarde ¿Cómo explicarle al mundo que Santa Claus se había convertido en el almuerzo del “Coco”? Y todo por anhelar una festividad distinta a la más importante de su reino.
No había tiempo para lamentos, afuera las hordas de Jack Skellington fracasaban en la distribución de regalos, pero daban crisis nerviosas e infartos a granel.
EMPRENDIMIENTO
Poco importaba el aporreo que se estaba llevando por parte de los elementos de seguridad; nunca lanzó un escupitajo de manera tan gustosa como aquél que se estrelló en el rostro del que durante 10 años fuera su jefe y al que hoy presentaba su renuncia.
Según sus cálculos, el insomnio que desarrolló debido al estrés laboral y el inmisericorde estado de ansiedad que ya llevaba consigo desde la adolescencia; le había dado suficiente materia prima como para vivir de la venta de las ovejas que estuvo contando para combatirlo.
SEXENIOS
Entre los más adeptos a teorías de conspiración se corría el rumor de que los moradores con el paladar menos refinado de la nación NOPASANADA, le eran suministrados nanoborradores de memoria que se alojaban en su sistema nervioso gracias a que podían confundirse fácilmente con el sabor del queso de puerco en una de esas tortas típicas de evento político; estos estaban programados para activarse cada seis años y orillarlos a repetir sus errores, elección tras elección.
DIVAGACIÓN DE MADRUGADA
José N. Méndez
El líquido que en el cristal deambula
o el hálito
desde la punta del cabello, nacido
hasta la médula
cuando es trigo
en plena cadencia
de aire gélido.
Desde el iris
piedra golpeteada
por la divergencia
del riachuelo
hasta lo que, sin letras,
ni estructura
ni una variable
ni una condición
ni entendimiento
ni alcances
ni un algo
que alcance a definirse.
Este es el tránsito
tras un oleaje
que desconoce su flujo.
Y ese líquido
hundido
puede amanecer
incendio
amanecer vendaval
amanecer gota o
fragmento de luz
que una luz más grande, nutre…
Es la hendidura
en que la psique hace piruetas
y de algún modo
la despoja
y la vuelve
sin más pregunta de por medio
ni la forma de expresarlo
y el roce justo
donde no alcanzó a posarse una caricia
es bóveda celeste
o polvo de Antares
en la punta del índice.
TE DIRÁN QUE ERES NADIE
José N. Méndez
Como la hoja que se deja llevar por la caricia del lago,
el viento lleva trozos de tu aroma; partícula de lo inimaginable,
máxima concentración de estrellas y combinación de todo lo mejor
de cada una de las civilizaciones;
pero que un día ya dejó de reconocerse a sí mismo.
Es que nos han dejado diseminados los obstáculos
al más puro arte de la guerra
y disfrazaron de “prudencia” el hecho de que tu lengua/león fuera domesticada,
no sabiendo que tarde o temprano todo rugido se eleva
desde tu cama, desde tu silla de ruedas,
desde tu visión herida,
desde tu columna fracturada,
desde la cicatriz con la que naciste y has estado maldiciendo,
créeme; al necio se le agotarán las opciones y deberá escuchar.
Entonces las dudas estallan mientras a la noche
le arrojas semillas/lágrima…
¿Quién dijo que sus alas no son lo bastante fuertes
o que el disparo de flor/vida no llega o el fénix/amor vuela tan alto
que no hay posibilidad de que puedas tocarlo?.
Y si de la oscuridad nace el quebranto,
hablaré de las luciérnagas;
esas que un día se quedaron a vivir en mi casa
para jamás emprender la retirada;
llegarán hasta cada una de las puertas que las requieran
y sus historias serán historia dentro de una historia escrita
a pura honestidad, esa de la que todos estamos sedientos.
Ahí donde la umbra es Kraken arrastrando la embarcación al fondo,
sábete antorcha cuyo fulgor habrá de despertar a otras,
con esa incandescencia de palabra exacta, abrazos en el momento justo
y lealtad inquebrantable.
Pero antes del vuelo del águila hacia horizontes más lejanos;
esta deberá reconocerse a sí misma
y comprender que todo cuanto le fue dado
ha de cumplir una función; no, no sé cuál sea la tuya
y ni siquiera conozco la mía,
ahí, desde lo incierto
es donde imagino
que nace la belleza del vuelo.
Querido, Querida:
Sábete quizás grano de polvo
en medio de inmensa playa,
playa en la que habrá instantes que te sientas el más solitario de todos,
pero si tan sólo uno de sus hijos le fuese arrebatado
entonces no habrá tierra que alcance para recibir todas sus lágrimas.
Ya sé que a punta de golpe y palabra te hirieron,
que has sido subestimado,
que has sido ignorado,
que has sido despreciado,
que has dado tiempo
a quien sólo quería saber la hora,
que entregaste un corazón hermoso
y te lo han devuelto hecho trizas,
que el daño nubló todo sentido…
Lo sé, lo sé…
Te dijeron que eres un subnormal,
un defecto,
un impuro,
un exiliado,
un extraño,
un estúpido,
un incapaz,
algo que no debió haber sucedido.
Y te preguntas qué clase de mundo
le hace esto a uno de los suyos.
Querido, Querida:
Eres un enigma,
no podrás ser descifrado
y aquel que jamás aprendió a usar sus alas,
suele tenerle miedo a lo que no entiende.
Sí, te dirán que eres nadie…
Y eso lo sé porque me fue dicho.
Entonces me senté cerca de la fogata
y estuve escuchando a los sabios,
me contaron que “Nadie” cegó a los ciclopes,
que “Nadie” derrotó a monstruos colosales,
que “Nadie” engañó a las sirenas,
que “Nadie” se carcajeó de la mala suerte,
y que “Nadie” regresó triunfante a su reino
para reclamar todo aquello
que desearon quitarle.
Pero no vas tornarte como los violentos,
no vomitarás el veneno
y no lograrás que el imprudente
contemple lo que tú consideras prosperidad, no;
ellos sabrán de arrancar
y tomar por la fuerza todo fruto
sin comprender el esfuerzo del árbol
y no valdrá la pena desgastarse;
tu palabra es joya que no deberá terminar
en el hocico de los cerdos.
Que triste estará en ellos
ese ojo que contempla más allá
de lo que otros consideran un límite,
pues permanecerá sin abrirse.
Sí, te dirán que eres nadie
pero siéntate a mi lado,
mira la danza de los resplandores
y déjame contarte un secreto:
Ulises, rey de Ítaca, también era “Nadie”.
BREVES FICCIONES PARA NOCHES LLUVIOSAS
José N. Méndez
ODISEA
El sudor frío que recorría el rostro de Ulises hablaba mejor que cualquier discurso que el rey de Ítaca hubiera podido pronunciar alguna vez; pero a la guerra no le importa la retórica, el cíclope avanzó con decisión hacia él, dispuesto a terminar con todo de un solo golpe…
Ítaca FC perdió el campeonato de la Liga Helénica 5 – 4 en tanda de penales ante el Deportivo Cíclopes y Ulises “El Rey” Ruiz, su portero y capitán: no pudo hacer nada para evitarlo.
AL MISMO TIEMPO
“Antes que nada, quiero pedirte perdón por lo que vas a ver, sé que últimamente has estado luchando contra la diabetes y no era mi intención que precisamente tú descubrieras el resultado de mi angustia y la escopeta en mi boca, pero ya no sabía a quién más recurrir.
Te estarás imaginando que soy el único culpable y yo también lo creo; hubo días en los que casi logré convencerme de que amar no puede doler tanto como a mí comenzó a dolerme; luego vino el despido, ella yéndose a trabajar, que ganara más y más dinero, los golpes, las humillaciones, la burla de las autoridades, la teoría de que yo pude auto lesionarme, una demanda de acoso cuando lo único que yo quería era justicia y después; cuando menos te lo esperas, ya eres un verdugo.
Se lo habría dado todo, pero desde un principio le dije que no iba a admitir una infidelidad, no, no iba a ser como esa última vez.
¿Sabes? A veces me dolía el ojo izquierdo, como si nunca hubiera estado caminando rumbo a la Plaza Dealey, como si nunca la hubiera visto acercarse a mí con una tranquilidad que daba miedo, como si nunca me hubiera arrojado ácido al rostro al mismo tiempo que una bala entraba en el cráneo de Kennedy, como si nunca hubiera terminado de joderme la vida más de lo que ya lo había hecho.
Ten una vida feliz, amigo y gracias por todo.
Sebastián.
FRAUDE
Se asomó brevemente a la sala, tratando de no ser descubierto y confirmó sus sospechas, ahora no le quedaba ninguna duda al respecto.
Pero a pesar de atestiguar el fraude, decidió callar; Juanito sabía lo importante que eran estas fiestas para su padre y no iba a arrebatarle la ilusión de creer que es Santa Claus.
SUEÑO
A veces el osezno se despierta sobresaltado, llora, busca a su madre y no la encuentra.
Papá Oso lo abraza hasta que el cansancio y la tristeza lo vencen y vuelve a dormirse; quisiera que pudiera dormir de corrido, quisiera no seguir escuchando en su cabeza el ruido de los disparos ni ver cómo se llevan a su pareja, quisiera que fuera cierto lo que a él le decía su padre:
TEOREMA
José N. Méndez
Y de tantas veces
elevado a la misma potencia,
tu alma dividida
y tu dignidad quitada;
maldito por nadie mas que por sí mismo
aquel que no escucha.
Al final fuiste insuficiente;
Sembradío de la caricia inquieta.
Tal vez es la fuga de ese silencio
en el ojo del gato
y una murmuración
extraviada en los cobertores del hotel
o el vacío y el silencio
apareándose y eyaculando distancias
justo donde era menos probable
que algo tan parecido a un adiós
y que no termina de serlo: emergiera
o tal vez uno se repite varias veces
que el adiós no lo es
y se traga su propia mentira
y por un rato le sabe bien,
no hay una incógnita qué despejar
y no se involucran los más antiguos sabios.
Entonces no existe…
Sí, es eso: no existe ni silencio, ni gato, ni semen en la sábana
ni llanto, ni labio pariendo sangre
y quizás ni tú ni yo estemos aquí
pronunciando lo que ya sabemos que duele, Raziel.
Porque después de todo no fue un adiós
ni parecía serlo
entonces no hay incógnita
ni variable
y se anulan las fuerzas
y las leyes
y las más antiguas ciencias
y ningún verbo punzante puede ser disparado
en pleno paseo por la Alameda
a las tantas de la mañana.
ESTALLIDO Y REGERENACIÓN
José N. Méndez
A veces ocurre
que tu casa deja de serlo
la humedad
en la arena del hormiguero
todavía tiene la sangre de mi tío
y un montón de estiércol de los
cerraron los ojos.
Se olvida
el libro de leyendas,
el sueño de ser futbolista,
las primeras letras,
se olvidó lo que se juró no olvidar;
se jura
y se rompe.
No lo sabes,
es mejor que no sepas
que el karma estuvo vomitando cruces.
Y llueve
y pongo mi dedo en la llaga del mundo
o eso creo
o eso me han repetido
porque no estoy aquí para escupir en su rostro:
yo no soy el vientre de tu madre,
yo no soy la sabiduría de tu abuela,
yo no soy la fortaleza de tu abuelo,
yo no sé nada, a la medianoche, la razón es una utopía
pero quiero que me ayudes a ser tu tío.
Yo pronuncio tu nombre: Fernanda o Ángel que duerme con una sonrisa.
ESTALLIDO Y REGERENACIÓN
José N. Méndez
A veces ocurre
que tu casa deja de serlo
la humedad
en la arena del hormiguero
todavía tiene la sangre de mi tío
y un montón de estiércol de los
cerraron los ojos.
Se olvida
el libro de leyendas,
el sueño de ser futbolista,
las primeras letras,
se olvidó lo que se juró no olvidar;
se jura
y se rompe.
No lo sabes,
es mejor que no sepas
que el karma estuvo vomitando cruces.
Y llueve
y pongo mi dedo en la llaga del mundo
o eso creo
o eso me han repetido
porque no estoy aquí para escupir en su rostro:
yo no soy el vientre de tu madre,
yo no soy la sabiduría de tu abuela,
yo no soy la fortaleza de tu abuelo,
yo no sé nada, a la medianoche, la razón es una utopía
pero quiero que me ayudes a ser tu tío.
Yo pronuncio tu nombre: Fernanda o Ángel que duerme con una sonrisa.
MARINAS ABSTRACCIONES
José N. Méndez
Atardece
Somos los hombres una leyenda
en la que el tiempo no cree;
por eso se va rápido.
O pueden detenerse la rotación y traslación
para ver a un sol morir
entre tanta negrura de tu pelo.
Nublado
Un pájaro gris-suciedad de refracción
en una luz,
que ese día
no quiso lavarse la cara.
Llovizna
Tú: final de la penumbra,
jinete
en la columna vertebral de esta carne
o mariposa
de labio pateando mi mejilla: mientras afuera sigue lloviendo.
Fragmento del poemario DOBLE FILO (Dipsomanía Poética, México; 2017)
Hay 13326 invitados y ningún miembro en línea