CUANDO UNO EXPONE
Cristina Arribas González
El ejercicio de exponer es un acto de vacío. Uno se vacía al exponer una obra. En el caso de la pintura, y en mi caso, me vacío de tal forma que me siento triste. La tristeza es el lugar del desalojo, de la oportunidad del cambio. Cuando uno expone se enfrenta no al otro, ni a su consideración. La obra personal no es materialmente asequible a la opinión; necesita de un gusto por la estética, aquí hablo en términos de ÉTICA estética. La obra de estas características no es materialmente asequible al dinero. No tiene un precio en el mercado. Cuando uno expone realiza un gesto hacia uno mismo. Es un trabajo de configuración espacial, de lugar. Da un lugar a lo creado. Llevo años creyendo que hacer lo que hago no es igual al trabajo del artesano, del profesional del arte. Está más cercano a la palabra. A la DIALÉCTICA. Entendida como herramienta de la Hermenéutica. La dialéctica se acerca a la interpretación, a como uno se coloca o sitúa en el plano cívico, de la polis, de la vida, del alma. La filosofía ahonda en la raíz de la polis. Vivimos en términos filosóficos. Esto qué quiere decir. Que procuramos interpretar lo que se nos ha sido dado, inconscientemente también. Somos una especie caduca, cercana a la muerte. Esta consciencia mortal nos configura como intérpretes universales.